A los 34, antes de caer de su bicicleta y dar su hermosa cabeza contra una piedra que la hiere mortalmente en un banal accidente, ella había abandonado toda esperanza de hallar la tierra prometida que tanto había anhelado durante toda su vida. Una vida sin embargo fulgurante de largos viajes en todas las direcciones posibles; una vida de profusa escritura de artículos periodísticos, de diarios y novelas, de poemas; una vida de grandes amores y desamores, también de fuerte compromiso antifascista...